El Papa Juan Pablo II se convirtió hoy en el décimo sumo pontífice beato que proclama la Iglesia católica de los 265 papas que han gobernado la Iglesia en sus 2011 años de historia. Y en el momento en que Benedicto XVI ha elevado a la gloria de los altares a Karol Józef Wojtyla, los teólogos recuerdan la historia de la Iglesia católica mencionando casos analógicos realizados por el Vaticano.
Entretanto, en la historia contemporánea no hay muchos ejemplos de esta misma ceremonia que tiene lugar este domingo en la Plaza de San Pedro. La beatificación del papa Juan Pablo II es un evento sin precedentes porque por primera vez en los últimos 1.000 años de la historia de la Iglesia católica un papa proclama beato a su inmediato predecesor.
Vicarios de Cristo excepcionales
El número de papas que han sido proclamados santos a lo largo de la historia se eleva a 78, excluyendo a los otros diez que fueron beatificados.
Según teólogos del Vaticano, el largo y complejo proceso de canonización comienza con una fase en la que quien es candidato a un altar recibe el título de 'siervo de Dios'. Se trata de alguien que vivió las virtudes cristianas en grado heroico y es digno de veneración, pero solo en privado.
Entre un santo y un beato hay una 'pequeña diferencia'. A la virtud cristiana comprobada deben sumarse los milagros. Para ser beato es necesario un acto milagroso; para llegar a santo se exigen dos.
Es evidente que el primer papa santificado fue el mismo Pedro, el apóstol de Jesús y el primer 'siervo de los siervos de Dios', que falleció en el año 67 y cuyos restos fueron oficialmente localizados en Roma en 1968.
Mientras tanto, solo los papas León IX (1002-1045) y Gregorio VII (1020-1085) fueron los dos reconocidos santos inmediatamente después de su fallecimiento. Hay que decir que Pietro de Morrone, el eremita que fue elegido papa con el nombre de Celestino V en 1294, renunció al Solio Pontificio varios meses después, pero fue proclamado santo en 1313, veinte años después de su muerte, pero por su tercer sucesor.
Además, en la historia del papado destaca la extensión en el tiempo de algunos pontificados. El pontificado de Juan Pablo II fue el tercero más largo de la historia, después del papado del mismo San Pedro de entre 33 y 34 años, cuya duración, sin embargo, no es precisa porque no se conoce la fecha exacta de su inicio. El pontificado del beato Pío IX fue el segundo más largo de la historia y duró más de 31 años (1846-1878). Y el de Juan Pablo II es el tercero con 26 años, cinco meses y 16 días.
Juan Pablo II los 'adelanta' en que el proceso de beatificación no tuvo que esperar a los cinco años del fallecimiento, como establece el Código de Derecho Canónico, y ocurrió en el plazo más breve posible, proclamado por Benedicto XVI, que fue gran colaborador del papa polaco como cardenal Prefecto al frente de la Congregación de la Doctrina de la Fe.
Los papas santos y beatos
Así, el primer papa beato fue Víctor III, cuyo pontificado solo duró algo más de año, de 1086 a 1087. Su sucesor, Urbano II, también fue beatificado al igual que Eugenio III (siglo XII), Gregorio X (siglo XIII), Inocencio V (siglo XIII), Benedicto XI (siglo XIV), Urbano V (siglo XIV) e Inocencio XI (siglo XVII).
Hay que decir que casi todos los obispos de Roma hasta el siglo VI subieron a los altares, entre ellos San Dámaso I (366-384), el único papa de origen español elevado a esa gloria. A partir de ese siglo descendió el número de pontífices proclamados santos, destacando Gregorio I, llamado Magno, cuyo papado se extendió entre el año 590 y el 604 y que es considerado uno de los doctores de la Iglesia.
Durante la Edad Media solo fueron santificados dos papas en el siglo XI (León IX y Gregorio VII) y uno en el siglo XIII (Celestino V). Pío V fue el único santificado del Renacimiento y en su papado (entre 1566 y 1572) tuvo lugar la victoria cristiana en la batalla de Lepanto y excomulgó a la reina Isabel I de Inglaterra.
Luego, en el siglo XIX fue santificado Pío X. Pío IX y Juan XXIII son los dos últimos papas beatos, ambos beatificados por Juan Pablo II el 3 de septiembre de 2000. El primero de ellos ejerció su pontificado entre 1846 y 1878 y proclamó los dogmas de la Inmaculada Concepción de María, en 1854, y la infalibilidad del Papa durante el Concilio Vaticano I, en 1870.
Juan XXIII (Angelo Giuseppe Roncalli), también conocido como 'el papa Bueno', ocupó la silla de San Pedro entre 1958 y 1963, y dos años después de su muerte quisieron hacerle santo por aclamación durante el Concilio Vaticano II que él había convocado.
Como explican algunos teólogos del Vaticano, en los primeros siglos de la historia de la Iglesia católica hubo muchos papas santos ya que la proclamación de un santo se realizaba de 'forma espontánea' y el proceso de canonización y beatificación no se había establecido. Además, ellos vivieron en época de persecución, y por eso muchos fueron martirizados, como es el caso de Urbano I, Clemente I o el mismo San Pedro, que fue crucificado boca abajo en la persecución del emperador romano Nerón.
Mientras tanto, en la edad moderna y contemporánea los papas santos o beatos son muy pocos: a partir del siglo XVI tan solo lo son San Pío V, el beato Inocencio XI, San Pio X y los beatos de la época contemporánea Juan XXIII y Juan Pablo II.
A partir del siglo XVI se ha estableció un procedimiento para iniciar una causa de beatificación, lo que obliga a encontrar a alguien que promueva esa causa.
En la actualidad están en proceso de beatificación los papas Pío XII (1939-1958) y Pablo VI (1963-1978).
Datos curiosos
Otro dato importante es que entre el total de santos de la Iglesia católica se cuentan 467 abades, 54 anacoretas, 13 apóstoles, tres arcángeles, cinco cardenales, 76 confesores, 33 diáconos, 35 doctores de la Iglesia, 134 ermitaños, cuatro evangelistas, 239 fundadores de congregaciones, 48 gobernantes, 19 niños, 2.206 mártires, cuatro matronas, 44 misioneros, 279 monjes, 1.147 obispos, tres patriarcas, 24 profetas, 1.315 religiosos, 958 sacerdotes y 50 militares.