Los habitantes de las mansiones de Bombay gastan miles de litros de agua al día, mientras que los residentes de los barrios periféricos se ven obligados a comprarla, lo que puede costarles hasta un 10% de su reducido salario.
La ciudad india de Bombay es uno de los centros económicos más grandes de un país calificado de “emergente”, pero que al margen de su horizonte próspero, esconde otra realidad. Así, investigaciones recientes indican que mientras la mitad de la población puede acceder a un servicio esencial en la actualidad como lo es la telefonía móvil, el resto no dispone de satisfacciones sanitarias elementales, tales como agua potable.
Más de un millón habitantes viven en barrios periféricos donde la pobreza extrema es común y se percibe a simple vista. Aquí, las chabolas están equipadas con antenas de televisión, pero no tienen llave de agua. Dada tal situación, los vecinos se ven obligados a caminar durante horas para conseguir un poco del vital elemento.
Shanama Nagapa, una niña de 12 años de edad, cuenta que no va a la escuela porque tiene que trabajar en casa. Sus padres son obreros carentes de educación y que deben realizar sus labores fuera. De acuerdo con la chica, se queda en casa trabajando de sol a sol y cada día se levanta a las 6 de la mañana para ir a una aldea a conseguir 2 cubos del agua potable.
Pero después de tan largo camino no es seguro que la gente obtenga la merecida recompensa. El suministro tiene su propio horario y es fijo cada día. Después, no hay nada.
Los residentes de Bombay que tienen problemas con el acceso al agua potable la reciben a las 4 de la mañana y durante una hora y media. Por eso, no tienen otra opción más que levantarse muy temprano y hacer todos los quehaceres domésticos. A pesar de que pueden obtener el agua solo durante una hora y media, la cantidad también está restringida.
Esta realidad choca con la idílica imagen de mansiones donde abundan verdaderos oasis, piscinas y fuentes.
El propietario de una de esas lujosas viviendas, Mukesh Ambani, puede permitirse el gasto de 500.000 litros de agua al mes. En comparación, una persona común necesita en promedio 100 litros al día o lo que casi es lo mismo, cerca de 3.000 al mes.
Mientras las personas con ingresos reducidos reciben apenas una ración diaria de agua, los que ganan mucho se aprovechan de sus beneficios. El contraste entre las capas de la sociedad causa una gran indignación entre los menos afortunados.
El agua potable es uno de los pocos recursos naturales que no se pueden sustituir ni restablecer. Muchos residentes de esta ciudad gastan hasta el 10% de su escaso salario en comprar los derechos para satisfacer sus necesidades diarias.
Según pronostican diversos expertos, en el futuro la situación de Bombay empeorará y la falta de agua corriente será el principal problema de la ciudadanía menos adinerada. Por lo que conservar este recurso vital tendría que convertirse en un deber de todos los habitantes y, por supuesto, de las autoridades.