Pasa a la 'eternidad', congelado, el fundador de la criogenia, Robert Ettinger

Murió a los 92 años el científico estadounidense Robert Ettinger, quien abogó durante toda su vida por el almacenamiento por un tiempo indefinido de los cadáveres humanos por si una tecnología en el futuro los permita reanimar algún día. Conforme a su testamento, sus restos engrosaron la colección de más de una centena de cuerpos congelados en el Instituto de la Criogenia, que él mismo había fundado.

La organización ‘sin fines de lucro’ de Ettinger, constituida hace 35 años, tiene por el momento algo más de 900 socios que legaron sus restos para que sean conservados a temperaturas ultrabajas. El mismo instituto se hizo cargo de observar aquella voluntad a condición de cierta donación a su favor. Los principios del proyecto se basan en la obra del fundador, publicada en 1964 bajo el título ‘La perspectiva de la inmortalidad’.

“Si la civilización perdura, la ciencia médica con el tiempo deberá ser capaz de reparar cualquier daño en el cuerpo humano, inclusive los daños por congelación o debilidad senil, u otra causa de muerte”, sostuvo el autor. Siendo un fiel creyente del progreso humano, aseguraba que “incluso si las técnicas de congelación son todavía rudimentarias cuando morimos, tarde o temprano nuestros amigos del futuro serán capaces de revivirnos y curarnos”.

El hijo del científico difunto, David Ettinger, le calificó como “un profeta reacio” quien no se molestaba, por mucho que la gente ridiculizara sus ideas. Informó al público que la salud de su padre iba en decadencia en los últimos años, sin embargo él estaba muy animado con la perspectiva de que vieran la luz las nuevas ediciones de su ensayo fundamental en coreano y chino que atraerían a miles de seguidores nuevos.