Las ciudades japonesas Hiroshima y Nagasaki conmemoran el 66 aniversario del lanzamiento de la primera bomba atómica con el accidente nuclear en Fukushima aún en boca de todos y una reivindicación flotando en el ambiente: la revisión de la política nuclear de Japón.
Los días 6 y 9 de agosto, los 'memoriales de la Paz' de las dos ciudades japonesas que encajaron el primer bombardeo atómico de la Historia, acogen, en medio de un silencio conmovedor, una serie de campanadas.
En la ceremonia en Hiroshima asistieron unas 53.000 personas y participaron los representantes de unos 66 países, entre ellos EE. UU. que, por segundo año consecutivo, envió a un representante diplomático de su embajada a la conmemoración.
En el marco de los actos el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, ha hecho un llamamiento al Gobierno de Japón para que revise su política energética. En su discurso, Matsui citó los testimonios de supervivientes de la catástrofe de 1945, los cuales lograron reconstruir la ciudad y actualmente continúan buscando la paz "en un mundo sin armas nucleares".
Por su parte, el primer ministro del país, Naoto Kan, se comprometió a seguir haciendo todo lo posible para areducir la dependencia de Japón de la energía nuclear.
Las explosiones de Hiroshima y Nagasaki causaron 192.545 víctimas mortales y 154.039 heridos, mientras que algunos estiman que durante los ataques murieron al menos 240.000 personas. Sin embargo, a lo largo de años su saldo se ha multiplicado varias veces y todavía, 66 años después de la tragedia, el número de las víctimas sigue creciendo.