Los fabricantes farmacéuticos, ¿cómplices de las ejecuciones por inyección letal?
Cuando alguien en EE. UU. se decide a adormecer a su mascota, puede estar seguro de que su animal no sufrirá. Para eso existe el Pentobarbital. Este fármaco anestésico, legal en más de 20 estados, mayormente sirve para tratar ataques de apoplejía. Aunque también es uno de los ingredientes del cóctel letal en las ejecuciones de humanos. Pero en el estado de Ohio mata a palo seco.
La gente corre el riesgo de morir torturada
"Si algo no va bien, esto puede causar un dolor atroz. Y no se han hecho pruebas en humanos para garantizar que todo irá bien. De modo que la gente corre el riesgo de morir torturada", considera Mia Fao, representante de la ONG pro derechos de los presos Reprieve.
En las cárceles norteamericanas se acostumbraba a usar una droga de la misma familia de los derivados del ácido barbitúrico. Pero después de que Gran Bretaña e Italia prohibieran su exportación, es el Pentobarbital producido por la empresa danesa Lundbeck el que ha sido utilizado en varias ejecuciones. "Según ellos somos unos animales que no nos merecemos más que la ejecución", confiesa un condenado a muerte.
En un comunicado a los gobernadores de los estados norteamericanos que aplican la pena de muerte, el Gobierno danés les confirmó que es peligroso incluir la droga en la inyección letal. No obstante, Dinamarca no puede seguir el ejemplo de sus vecinos europeos ya que el laboratorio que produce el Pentobarbital se encuentra en EE. UU.
"El problema es que este producto ha estado en el mercado estadounidense durante años. Así que se trata de un dilema ético-comercial: no podemos simplemente dejar de fabricarlo y retirarlo de la circulación. De esta manera pondríamos en peligro la vida de los pacientes", informa Anders Schroll, portavoz de Lundbeck.
Los fabricantes farmacéuticos, ¿cómplices de las ejecuciones?
Lundbeck, que cada año vende 50 millones de dosis del fármaco, solía afirmar que no está en sus manos controlar a los mayoristas. Aunque tras la constante presión de los activistas de derechos humanos el laboratorio, el único suministrador de la droga para ejecuciones que ha quedado, por fin está cediendo. Ha prometido controlar sus cadenas de distribución para evitar que se utilice en la ejecución de los reos.
"La historia ha demostrado que los estados empeñados en consumar la pena de muerte siempre encontrarán una opción. Y como vemos muchos continúan la búsqueda de medicamentos alternativos. Por otro lado, es muy importante que bajo la presión de los activistas el fabricante farmacéutico haya cambiado de opinión y deje de ser cómplice de las ejecuciones", opina Liliana Segura, periodista autónoma en Nueva York.
Según información oficial recientemente difundida en la prensa británica, la compañía danesa ha cesado la distribución de pentobarbital a los centros penitenciarios. Además, cada uno de sus clientes deberá firmar un papel en el que se compromete a usar la droga solo con fines médicos. Y aunque esto no signifique la erradicación de la pena capital, los que se oponen a este tipo de castigo lo están celebrando como un paso importante en el camino.