Cientos de velorios y entierros en São Paulo, la mayor urbe de Brasil, se vieron atrasados por una huelga de trabajadores públicos de los servicios funerarios que comenzó hace tres días y seguirá al menos hasta el lunes.
El hecho de que la protesta impida la entrega y sepultura de los fallecidos en la mayor ciudad del país, ha llevado al Tribunal de Justicia a exigir bajo pena de multa el fin de la paralización, lo que provocó un verdadero caos en el sector funerario.
El magistrado David Haddad concluyó que si este sindicato de servidores públicos persiste con la huelga, calificada como "ilegal" por la Justicia, se le aplicará a la entidad una multa diaria de unos 37.406 dólares.
Actualmente debido a las protestas, los agentes de la Policía Municipal, junto a los familiares de los fallecidos, están obligados a transportar múltiples cadáveres en las patrullas. Incluso los jardineros de la Alcaldía son remitidos a los cementerios para suplir a los sepultureros que se acogieron a la huelga. Mientras tanto, por la falta de personal en las salas de velación, los velatorios tienen que realizarse en las propias casas de los difuntos, como se hacía hasta hace algunos años.
En la huelga participa el 90% de los 1.336 trabajadores del servicio funerario de la ciudad. Los servidores públicos exigen un reajuste salarial del 39%, ya que desde 1995 no reciben un aumento salarial real y mejores condiciones de trabajo.