70 años del comienzo del sitio de Leningrado

El jueves 8 de septiembre se cumplen 70 años del incio del asedio a la ciudad rusa de Leningrado de las tropas de la Alemania nazi y sus aliados. Lo que comenzó como una medida de presión para provocar la rendición del Ejército ruso, se convirtió en uno de los sitios las largos de la historia: 87

El jueves 8 de septiembre se cumplen 70 años del incio del asedio a la ciudad rusa de Leningrado de las tropas de la Alemania nazi y sus aliados. Lo que comenzó como una medida de presión para provocar la rendición del Ejército ruso, se convirtió en uno de los sitios las largos de la historia: 872 días, casi dos años y medio.

Este fenómeno histórico, uno de los más escalofriantes y tristes episodios de la Segunda Guerra Mundial, es una herida que Rusia y el mundo entero se niega a cerrar y enterrar en el pasado. Se trata de una rotunda muestra de que la fortaleza humana puede ser la mejor arma ante la adversidad.

Incluso los altos cargos militares que protagonizaron el operativo invasor, como el mariscal de campo alemán Wilhelm Ritter von Leeb, el mariscal finlandés Carl Gustaf Mannerheim y el general de división español Agustín Muñoz Grandes, reconocieron la gesta heroica de la población de Leningrado, actual San Petersburgo. Con temperaturas inferiores a los 30 grados bajo cero y con tan solo 125 gramos de pan al día como alimento, los residentes mostraban un coraje y fortaleza inigualable para defenderse de los agresores, quienes no esperaban semejante resistencia por parte de la ciudad.

Aproximadamente un millón de personas murió durante el asedio: la mayoría de ellos a causa de la desnutrición y la congelación. La desesperación por conseguir alimentos llevó a situaciones impensables de antropofagia que fueron relatadas años más tarde por sus protagonistas.

En medio del bloqueo, el lago Ládoga se convirtió en el único medio de acceso a la ciudad. En verano las provisiones eran transportadas en botes y en invierno, cientos de camiones atravesaban sus aguas congeladas para abastecer a sus habitantes. Esta 'ruta de la vida', como la bautizaron los periódicos rusos, era blanco de constantes hostigamientos por parte de los nazis. Cuando Alemania dejó de  tener fuerzas para seguir avanzando, centró sus energías en exterminar a los civiles y en mantener su posición en la zona.

Pese a la destrucción, el horror y la barbarie de los bombardeos, la esperanza de los que defendían la ciudad se mantuvo firme y el 27 de enero de 1944 Leningrado fue liberado del asedio alemán cuando el Ejército Rojo logró romper el cerco.

En San Petersburgo, como se llama la 'capital boreal' de Rusia desde de 1990, no han caído en el olvido las páginas oscuras de su historia. Las nuevas generaciones de petersburgueses han homenajeado con miles de flores a los que hace 70 años defendieron la ciudad. Las delegaciones oficiales han depositado coronas de flores en todos los cementerios donde yacen los restos de la víctimas del sitio. Las sirenas que 3740 veces avisaron a la población de la amenaza aérea, se han oído de nuevo en las calles de la Ciudad Heroica, provocando escalofríos a los peatones y lágrimas a los veteranos de guerra.

Por la tarde una orquesta interpretará al aire libre la emblemática 7.ª sinfonía, 'Leningrádskaya', de Dmitri Shostakóvich, compuesta y presentada al público —hambriento, al igual que los propios músicos— en los peores días del asedio.