Italia, cansada de pagar la desmesurada factura de la clase política
Economía pero... no para todos. Actualmente Italia está imponiendo medidas de austeridad que suponen importantes recortes en los gastos públicos. Sin embargo, no parece que las restricciones estén pensadas para la clase política. Al menos, es lo que opinan muchos italianos.
"Estamos en plena crisis económica. Y la paga solo la gente común, como nosotros. Los políticos no. Solo les importan sus propios intereses, no los de Italia. Estamos cansados e indignados", sostiene Serena, una estudiante italiana.
El movimiento de protesta se ha instalado cerca del Parlamento. Su líder, Gaetano Ferrieri, está en huelga de hambre desde hace meses.
"Aquí la gente está inquieta por sus hijos. Por ahora, para ellos no se vislumbra ningún porvenir. Los políticos nos harán caso solo si reunimos aquí a 3 millones de personas. Y esperamos conseguirlo", indica Ferrieri.
La clase política, abusando de los impuestos pese a las dificultades económicas
Afirman que los funcionarios abusan de los impuestos de los contribuyentes y no son capaces de gestionar de manera adecuada la crisis que atraviesa el país. Además, parece que hacen todo lo posible para lograr que las dificultades económicas no les afecten.
La revista L’Espresso publicó en sus páginas un menú exclusivo que no pertenece a un restaurante de lujo, sino a la cantina del Parlamento. "Publicamos la carta de la cantina del Parlamento. El comedor, 'barato' para los diputados, le cuesta al Estado 5,5 millones de euros al año. Los platos son del nivel 3 estrellas Michelin. Sin embargo, un pescado cuesta tan solo un euro con 20 céntimos", reveló Gianluca Di Feo, periodista de l’Espresso.
Estos no son los únicos gastos que generan dudas entre la población. Más de 500.000 dólares se destinan para las clases de idiomas de los políticos y otro millón cuatrocientos, para artículos de papelería.
Y eso, a pesar de que el recorte de los gastos públicos prevé reducir los programas sociales y los salarios de los funcionarios. Y en tales condiciones cada vez menos contribuyentes italianos están dispuestos a aceptar pagar la desmesurada factura de la clase política.