La afluencia de inmigrantes al Reino Unido genera una dura competencia en el mercado laboral. En el transcurso del último año las bolsas de trabajo han ayudado a ocupar más de 180.000 vacantes con tan sólo un 8% de ofertas destinadas a ciudadanos británicos. Al igual que tantos otros aspirantes, Jamie no deja de notar las consecuencias.
“Con cada vacante trabajan 5 ó 6 agencias, así que unas 30-40 personas quedan preseleccionadas. He tenido que mirar empleos con un salario menos elevado, quizás volver a estudiar y tal vez ocuparme de algo a tiempo parcial”, comenta Jamie Bragginton, un británico que actualmente busca empleo.
Revertir esta tendencia figuraba en 2009 como un punto clave de la campaña electoral del Ejecutivo conservador de David Cameron, que prometía reducir drásticamente la inmigración. No obstante, un año después de su triunfo en los comicios, la llegada de inmigrantes no ha hecho más que aumentar en un 20%.
Alex Glennie del Instituto de Investigación de Políticas Públicas considera que las autoridades prometieron demasiado, tomando en cuenta las restricciones a las que se enfrentan. No tenía sentido prometer de forma arbitraria una reduccción de las cifras. Deberían haber mantenido un debate más transparente con el público sobre sus limitaciones al respecto”, afirmó Glennie.
En su intento por alcanzar la deseada cifra de cinco dígitos, el Gobierno asegura que el objetivo se puede cumplir en el marco de la inmigración no comunitaria. Mientras tanto las fronteras abiertas para los miembros de la Unión, provenientes de Europa Occidental, han hecho subir 8 veces su influjo de entrada.
“Es poco probable que las medidas anunciadas cumplan el objetivo. Pueden acercarse, pero nada más. Consideramos que hace falta dar pasos adicionales”, opina Matt Pollard, miembro del comité independiente "MigrationWatch".
Los ciudadanos extranjeros no sólo son mayoría en los centros de trabajo sino que, a diferencia de los locales, están dispuestos a aceptar empleos peor remunerados o con salarios mínimos.
La representante del gobernante Partido Conservador, Priti Patel, sabe por la experiencia de su familia inmigrante, lo que cuesta salir adelante en un país sin haber nacido en su tierra.
Los inmigrantes llegan al Reino Unido con el deseo de trabajar duro para triunfar. Antes solíamos tener una ética laboral impresionante y creo que hemos perdido una parte de aquellos logros, opina Patel.
Ahora las autoridades pretenden reformar el sistema de prestaciones sociales para poner fin a la dependencia social de sus ciudadanos atrapados en este círculo vicioso. Aunque por el momento queda claro que obligar a los desempleados a buscar trabajo a largo plazo, no es lo mismo que garantizarles un contrato.