Imparcialidad racial: la asignatura pendiente del profesorado en EE. UU.

Los alumnos latinos son castigados por profesores y directivos escolares con más frecuencia que sus compañeros anglosajones. Así se desprende de un informe del Centro Nacional de Políticas Educativas (NEPC, según sus siglas en inglés) que se basa en datos del Departamento de Educación estadounidense.

Conforme a estas estadísticas, el 16% de los hispanos matriculados en escuelas públicas de nivel medio son sancionados al menos una vez en sus años de formación, frente al 10% entre blancos no hispanos. Los niños negros registran los peores índices: el 28% de ellos han recibido sanciones disciplinarias al menos en una ocasión.

Lo insólito de la situación es que el 95% de los alumnos sancionados reciben sus castigos por infracciones menores. Usar el teléfono móvil durante la clase o violar el código de vestimenta puede llegar a ser un motivo suficiente como para expulsar a un alumno. Según la investigación, sólo un 5% de las penas se debe a faltas graves, como la tenencia de armas. Los autores del estudio destacan que la aplicación de las normas de disciplina no es equitativa.

Daniel Losen, que dirige un Centro por los Derechos Civiles en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), analizó las estadísticas sobre la aplicación de castigo escolar entre los años 1972 y 2006, y comprobó que las sanciones de alumnos anglosajones se elevaron del 3% en los años 70 al 5% en 2006, mientras que las de estudiantes negros aumentaron del 6% al 15%, y las de hispanos del 3% al 7% en el mismo período.

Algunos expertos señalan que los castigos se incrementaron con la instauración de políticas de ‘tolerancia cero’. Explican que, en consecuencia, los  malos comportamientos que antes suponían sólamente una visita al despacho de director, empezaron a ser castigados con medidas más duras. Sin embargo, Losen apunta en el estudio que las expulsiones han ido aumentando junto con la disparidad racial.