Los consumidores de tabaco y alcohol en EE. UU. son cada vez más jóvenes
La edad de los adictos al tabaco y al alcohol en EE. UU. disminuye cada vez más pese a que las leyes del país prohíben la venta de estos artículos a adolescentes. Los especialistas explican esta tendencia por la falta de atención y la propaganda desmesurada del consumismo.
El joven Pablo, de Miami, Florida, fuma y bebe alcohol ya desde los 14 años, algo que le avergüenza. Todo comenzó el año pasado en una fiesta del barrio, pero con el tiempo se convirtió en algo más: la influencia de sus amistades y la falta de atención de sus padres lo llevaron a adquirir estos hábitos tan poco saludables.
Pablo no es un caso excepcional. Aunque las leyes estadounidenses prohíben la venta de alcohol y tabaco a menores, cada día miles de adolescentes en el país se inician en estos vicios, pues obtienen las bebidas y cigarrillos de forma ilegal, a través de mercados clandestinos.
Así lo afirma Lourdes Peña, una consejera juvenil de Miami: “Los jóvenes van a las proximidades de las licorerías y adquieren este producto a través de un adulto que lo compra y lo distribuye clandestinamente desde un vehículo en la calle. Honestamente creo que si existe este problema, los adultos son responsables del mismo.”
Y esto, a su vez, genera multimillonarias ganancias para las industrias tabacaleras y del alcohol, además de para la publicitaria. De hecho, para los expertos en terapia familiar el consumismo y el estilo de vida norteamericano son los factores decisivos que llevan a los jóvenes a este tipo de adicción.
Vivian González Díaz, neuropsicóloga y terapeuta familiar, explica que cada segundo unos 3.000 adolescentes se están fumando su primer cigarrillo. Muchos de ellos son víctimas de la presión del grupo o tienen una baja autoestima y cuando ven un comercial, cuando ven a las celebridades que fuman, ellos piensan que es buena idea. Y en cuanto al uso del alcohol, en muchas ocasiones las dos cosas vienen juntas.
Según la Alianza “Libre de Drogas”, el 45% de los chicos entrevistados no consideran riesgoso beber cinco o más copas por día. Con el tabaco, la cuestión no es diferente: uno de cada cuatro menores estadounidenses fuma.
Las autoridades han propuesto varias alternativas en el caso de los productos derivados del tabaco. Entre ellas, incluir fotografías de enfermos de cáncer y otras imágenes repugnantes en las cajetillas para demostrar las consecuencias de fumar. Hollywood también ahora reduce drásticamente la aparición de cigarrillos en las pantallas de cine. En el caso del consumo de alcohol, varios estados del país proponen castigar más duramente a los establecimientos o individuos que vendan o distribuyan bebidas entre menores de 21 años.
Mientras tanto, chicos como Pablo probablemente seguirán fumando y bebiendo. Y si bien, muchos de ellos reconocen que hacerlo es nocivo para la salud, la adicción al tabaco y al alcohol ya es parte cotidiana de sus vidas y de la de muchas familias estadounidenses. En todo caso, la responsabilidad de los adultos hacia los adolescentes no sólo debe limitarse a las medidas preventivas, sino que también es necesario mantener un diálogo con los jóvenes.