Las celebraciones del Día de los Muertos han empezado por toda América Latina. Ceremonias llenas de colorido y de curiosos ritos, se llevan a cabo en numerosos países con el fin de honrar a los miembros de la familia fallecidos.
En México se decoran altares con fotos de las personas fallecidas, velas y flores. También se plantan cruces en las calles para recordar a las 45.000 víctimas del narcotráfico.
No obstante, el Día de los Muertos, considerado una de las fiestas mexicanas de mayor tradición e importancia cultural, poco a poco se somete a la influencia de la Noche de Brujas o Halloween, razón por la cual numerosos culturólogos muestran su preocupación por estos cambios en las tradiciones populares que poco a poco pierden su singularidad.
En Perú las familias visitan las tumbas de sus muertos llevando ofrendas que incluyen comida o la receta preferida del fallecido para que su espíritu lo disfrute. Lo mismo pasa en Guatemala y más países latinoamericanos. Miles de guatemaltecos se reunieron en más de 500 cementerios del país para llevar comida y licores a sus seres queridos que yacen en las tumbas.