El número de ecuatorianos, colombianos, peruanos, cubanos y argentinos —cinco de las principales nacionalidades de extranjeros residentes en España— se ha reducido de forma importante en el tercer trimestre del 2011. Así lo muestra el último informe publicado por la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración.
El mismo documento revela que la cifra de inmigrantes ya ha disminuido en 19 provincias, cambiando el balance demográfico a favor de la salida del territorio español, tanto de los que antes llegaron de terceros países, como de los nativos. Sólo en la Comunidad de Madrid la cantidad de inmigrantes disminuyó en más de 40.000 personas en los primeros seis meses de este año. Y continúa en descenso.
“Ha dado una vuelta la tasa de flujo migratorio”, afirma Salvador Victoria, el consejero de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid. “De ser de muchos años atrás positivo, con grandes entradas de inmigrantes ha dado ese giro y ahora es negativo”. Aunque cada caso responde a una razón distinta, dice el experto, la actual crisis económica es la razón fundamental para este brusco cambio.
La recesión no perdona y las cifras hablan por sí solas. Prácticamente el 10% de la población española es inmigrante. Pero el número de extranjeros que llegan a España se ha reducido a la mitad en los últimos 4 años. Cada vez hay más inmigrantes que deciden volver a su país. Llegaron en busca de una vida mejor y la crisis frustró sus esperanzas.
A la crisis financiera se suma otro problema todavía más grave. Es que las encuestas empiezan a detectar un repunte de las actitudes xenófobas entre los españoles. A juicio del profesor de sociología en la Universidad Rey Juan Carlos, Roberto Barbeito, el país podría encontrarse “con una situación de agravio comparativo de clases trabajadoras españolas frente a los inmigrantes”.
Muchos ven que los inmigrantes compiten con ventaja por los mismos puestos de trabajo y las mismas prestaciones y ayudas, hasta que se provoca un sentimiento de que el inmigrante recibe más, destaca el científico. “Eso no es así —dice— pero ese fenómeno de percepción dentro de la opinión pública española está empezando a manifestarse y en función de si los recursos se amplían o se disminuyen es posible que pueda surgir algún tipo de conflictividad”.
Opción retorno
Miguel Emilio Lista, originario de la República Dominicana, llegó a España alentado por su hija Doris, que lleva siete años en Madrid. A ella no le había ido mal: encontró una casa y un trabajo que incluso le daba oportunidades para ayudar a la familia que había dejado en su país. Pero al llegar al suelo español su padre, comenzaron ciertos problemas.
“Vine para acá creyendo en una cosa y me salió otra —confiesa el propio progenitor— y me encontré con una crisis y un desempleo, ya tu sabes, increíble”. Ahora, dice, que a duras penas llega a final de mes y hace tiempo que tuvo que reducir las cantidades de dinero que enviaba a su país. Ante este panorama, y luego de que las autoridades no renovaran el subsidio, la decisión fue irse de España para reunirse con la familia.
“De la única forma que puedo sobrevivir es si me voy de aquí”, afirma Miguel Emilio. Su hija está de acuerdo con él: “Antes te podías dar el lujo de cambiar de un trabajo a otro. Ahora no, ahora es que no puedes ni cambiar. Ni lo tienes (…) Aquí no hay que buscar nada ya”.