A partir del 2012, en la ciudad inglesa de Oxford todas las conversaciones sostenidas en los taxis serán grabadas. Así se pretenden combatir los frecuentes delitos cometidos en este tipo de transporte.
El ciudadano promedio del Reino Unido es captado por cámaras de vigilancia más de 300 veces al día. Estos dispositivos están ubicados en calles, plazas, portales, tiendas, restaurantes o bancos y las personas no se percatan de su presencia. Y si antes sólo grababan imágenes, ahora también tendrán sonido.
Las autoridades británicas afirman que esta iniciativa fortalecerá las medidas de seguridad en todo el país.
Seguridad contra privacidad
A partir del 2012 las cámaras de 600 taxis empezarán a grabar todo lo que ocurra en ellos una vez que encienda el motor y se detendrán 30 minutos después de apagarlo.
Pero mientras las autoridades aseguran que cuentan con el apoyo incondicional de los taxistas, el gremio en realidad protesta por el proyecto pues cuando usen sus autos mientras no se preste servicio la cámara los seguirá grabando.
¿Para qué tanta vigilancia?
Tanto usuarios como prestadores del servicio de taxi se preguntan si es necesaria tanta vigilancia. El debate en la sociedad está abierto y genera polémica ante la disyuntiva de tener mayor seguridad a costa de la invasión a la privacidad.
Varias organizaciones de defensa de los derechos humanos consideran que estas disposiciones violan las libertades de los ciudadanos, quienes ya cuestionan los datos parciales de la policía sobre el índice delictivo en este tipo de transporte. Hasta el momento, la policía nacional se niega a entregar estadísticas completas al respecto para poder justificar la medida.
Primero imágenes, ahora también sonido. ¿Cuál será la siguiente propuesta y quién puede poner límites a la dispar frontera entre seguridad y privacidad?