Afganistán, país tristemente famoso por su tradición de abusos contra la mujer, ha sufrido un 'shock' al conocer el caso de Sahar Gul, una niña de 15 años de edad. La joven ha sido torturada por su marido durante medio año por haberse negado a prostituirse.
Actualmente está ingresada en un hospital de Kabul con cortes y quemaduras en la piel, a la espera de ser enviada a la India para un tratamiento médico especializado. El presidente afgano, Hamid Karzai, ha asegurado que todos los que usaron la violencia contra la niña serán castigados y solicitó que el Ministerio del Interior investigue el caso escrupulosamente.
A pesar de que la edad legal para contraer matrimonio es de 16 años para una mujer afgana, el hermano mayor de Sahar no pudo resistir la tentación y la cambió por una dote que equivale a unos 5.000 dólares estadounidenses. Siete meses después la Policía recibió una llamada del tío de la niña que denunció ante las autoridades el estado crítico de la joven. "Estamos muy agradecidos al tío de Sahar Gul. Si la Policía no hubiera llegado a tiempo, ella habría podido morir", comenta Sediq Sediqi, portavoz del Ministerio del Interior de Afganistán.
Cuando la Policía acudió a la casa de la familia política de la niña en la provincia de Baghlan, al norte del país, la descubrió encerrada en un sótano. Su estado no dejaba duda alguna de que los últimos siete meses de su vida han sido un verdadero infierno. Tenía el rostro tumefacto por los golpes, heridas por todo el cuerpo y una falange arrancada. Le fueron arrancadas con pinzas también las uñas y trozos de piel. Según comunica la Policía, le apagaban cigarrillos en sus heridas y la torturaban incluso con una plancha caliente. Además, estaba privada de agua y alimentos. "Es un acto de violencia que no es aceptable en el siglo XXI", comentó el Ministerio del Interior.
Según la Policía, los parientes políticos de la chica se dedicaban a vender alcohol y estaban involucrados en asuntos de prostitución. Intentaron presionar a Sahar para que se prostituyera, pero ella se opuso. Entonces, acudieron a torturas salvajes para hacerle cambiar de opinión.
Han sido detenidas tres mujeres de la familia política de Gul, entre ellas su suegra y su cuñada. El marido, un efectivo del Ejército afgano, y el suegro de la joven han huido y se ha emitido una orden de captura contra ellos.
Las organizaciones defensoras de los derechos de la mujer en Afganistán estiman que, aproximadamente, un 57% de las niñas en el país se ven obligadas a casarse antes de llegar a la edad de 16 años. Un 87% de las mujeres afganas de todas las edades afirma haber sufrido violencia física, sexual o psicológica o haber sido víctima de matrimonios forzados, según cifras de Oxfam. Entre marzo de 2010 y marzo de 2011 la Comisión Afgana de Derechos Humanos de la ONU reportó 2.299 casos registrados de violencia contra la mujer. La Fiscalía presentó cargos oficiales solo en 155 de ellos.
Según la legislación afgana, una mujer no tiene derecho a abandonar la casa de su marido por su propia voluntad, aunque sufra abusos. En caso de atreverse a hacerlo, será entregada a la Policía y se arriesga a recibir una sentencia carcelaria. Y aunque se sometiera después a un descargo o una amnistía, salir en libertad supondría poner en peligro su vida. Le esperaría 'un juicio popular', el de los talibanes, cuyo castigo por haber 'deshonrado' a un hombre al haberle abandonado, sin duda alguna, sería muy duro.