La corporación internacional Inditex, que incluye las marcas Zara, Bershka, Pull&Bear, Stradivarius, Oysho y Massimo Dutti, fue denunciada por abusos a las trabajadoras en los talleres textiles de Tánger. El maltrato se reveló en un estudio de la Campaña Ropa Limpia (“una red internacional de organizaciones no gubernamentales, sindicatos y organizaciones de consumidores que trabaja para mejorar las condiciones de las trabajadoras y los trabajadores de la industria global de la confección”, como dice su sitio web oficial).
La deslocalización de la confección en países como Marruecos trajo beneficios muy grandes para las marcas textiles europeas, reduciendo considerablemente sus gastos y permitiendo que sus ingresos se dispararan. Esta investigación revela cómo se alcanzó este resultado.
El informe se realizó a partir de la experiencia de 118 obreras marroquíes y pone de manifiesto abusos colosales. Las mujeres trabajan 12 horas diarias sin ningún pago adicional, son humilladas física y verbalmente, son castigadas por faltas disciplinarias de manera desproporcionada. Por lo general, los salarios no superan los 200 euros mensuales y en ocasiones están por debajo de los 100 euros al mes. Las trabajadoras más jóvenes, a menudo menores de 16 años, son consideradas aprendizas y son obligadas a trabajar las mismas horas que el resto prestando sus servicios casi gratis.
Códigos éticos firmados y falseados
Inditex no es el único explotador en el mercado textil. También se han recogido testimonios de trabajadoras de talleres proveedores de Mango, Mayoral, El Corte Inglés y Dolce&Gabanna con condiciones laborales parecidas. A pesar de que muchas empresas textiles asumieron códigos de conducta laborales, hacen todo lo posible para evitar seguirlos estrictamente.
Estos códigos las obligan a pasar auditorías en los talleres, pero cuando se llevan a cabo estos controles las fábricas realizan cambios temporales. Por ejemplo, ordenan los lugares de trabajo, cumplen los horarios laborales, despiden a las trabajadoras sin contrato y ocultan a las menores. Una trabajadora de una fábrica aseguraba que “cuando aparecen auditores por sorpresa, los supervisores esconden a las trabajadoras menores en la azotea o en cajas de ropa vacías”.
Según el autor del informe, Albert Sales, “estas empresas tienen en su mano la capacidad tanto de generar situaciones de explotación laboral, como de evitarlas”. Hasta ahora han preferido la primera opción. La Campaña Ropa Limpia recuerda que esta investigación se centra en Marruecos pero que las situaciones descritas allí son frecuentes en muchos otros países.