“Un acto de provocación”. Así ha tildado la prensa alemana y noruega la apertura de una tienda con el llamativo nombre “Brevik”. El local que pertenece a una marca popular entre grupos neo-nazis ha abierto sus puertas en la ciudad alemana de Chemnitz la semana pasada, y desde entonces se han alzado numerosas voces en contra. Y es que los vecinos ven en la denominación de la tienda una clara alusión al apellido del terrorista noruego Anders Breivik, responsable de matar a 77 personas.
El nombre de la tienda provocó una gran polémica en toda Alemania. Las autoridades ya han criticado la decisión de la compañía productora y están buscando los medios para cerrar la tienda.
"Es inadmisible que una tienda tenga un nombre semejante. Nos hemos puesto en contacto con el propietario y planificamos todas las medidas necesarias para cerrar este negocio lo más rápido posible", afirmó el portavoz del consejo de la ciudad, Katja Uhlemann
Los activistas de izquierda protestaron cerca de la tienda y cubrieron su rótulo con tinte, informa el periódico alemán 20 Minuten. Según el alcalde de la ciudad, Barbara Ludwig, ciudadanos se reunieron este lunes para enviar un mensaje de que Chemnitz “es cosmopolita, diversa y tolerante, y en la que no hay lugar para los nazis."
Mientras el gobierno y el pueblo alemán expresan su descontento y reprobación, los empresarios de la marca intentan procurar su inocencia.
Los dueños de la empresa defienden el nombre, explicando que cada una de sus tiendas se nombra en honor de una ciudad noruega. Así que Brevik no está vinculado con el asesino noruego, sino con la ciudad Brevik, situada a 160 kilómetros de Oslo, con cerca de 2.700 habitantes.
Para resolver el problema, las autoridades de Estado federado alemán de Sajonia, donde sitúa Chemnitz, han organizado un comité especial que debatirá las medidas legales, que se puede aplicar contra las tiendas. Los resultados del trabajo del comité serán presentados el 7 de marzo.