La Policía londinense está investigando diez casos de actuación racista de sus oficiales. Según la Comisión Independiente para las Quejas contra la Policía (IPCC, por sus siglas en inglés), que se ocupa del caso, al menos 15 personas son sospechosas de este tipo de comportamiento, algunas de las cuales ya han sido suspendidas temporalmente.
A finales de marzo se hizo público un audio en el que un oficial de la Policía llama a un joven detenido de piel negra “nigger”, una forma despectiva en inglés para referirse a la gente de esta raza. Después de esta denuncia salieron a flote otros incidentes de esta índole. Así un policía es sospechoso de haber atacado a un adolescente negro, mientras que otros tres oficiales del barrio londinense de Newham fueron acusados de intolerancia y de uso de expresiones racistas. Estos oficiales fueron suspendidos.
Con anterioridad el racismo policial ya centró la atención de la sociedad británica en otras ocasiones. Así el asesinato de Stephen Lawrence, un adolescente negro, a manos de una banda compuesta por jóvenes de raza blanca, perpetrado en 1993, fue llevado a juicio solo en 2012.
A finales de los 90 se creó una comisión especial para investigar las acciones de la Policía en la investigación del caso. El informe de la comisión, publicado hace unos 13 años, calificaba el trabajo de la Policía como “extremamente insatisfactorio”, al tiempo que se constataba la existencia del llamado “racismo institucional” en el organismo policial.
Los analistas señalan que la Policía británica está viviendo una crisis y no descartan que el término “racismo institucional” pueda volver a ser actual.
Por su parte, el vicecomisario de la Policía Metropolitana de Londres, Craig Mackey, apuntó que “en seis de los diez casos pasados a la IPCC, fueron los policías los que denunciaron el comportamiento inapropiado de sus compañeros”. Esto demuestra, según Mackey, que en general, la actitud racista le es ajena a la Policía londinense.
Precisamente un comportamiento motivado por prejuicios raciales por parte de los policías hacia la población negra fue una de las causas que desataron una intensa ola de disturbios en la capital británica en agosto del año pasado, en respuesta al asesinato de Mark Duggan, un joven negro que murió tiroteado por agentes de las fuerzas del orden.