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La crisis lleva a Italia por el camino del diablo

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Aprovechándose de la crisis económica que no deja de azotar a la zona euro, en Italia cada día aparecen más y más santones, gurús, jefes de sectas y todo tipo de charlatanes que prometen a sus víctimas resolver sus problemas.
La crisis lleva a Italia por el camino del diablo

Aprovechándose de la crisis económica que no deja de azotar a la zona euro, en Italia cada día aparecen más y más santones, gurús, jefes de sectas y todo tipo de charlatanes que prometen a sus víctimas resolver sus problemas.

Según el profesor Giovanni Panunzio, creador del Teléfono Antiplagio para luchar contra todo tipo de sectas, se trata no solo de un auténtico 'boom' de grupos diabólicos, sino también de un negocio que mueve más de 6.000 millones de euros.

"El lavado de cerebro de los magos y jefes de sectas tiende en general a lograr dos objetivos: explotar económicamente a las víctimas y también subyugar a la mujer con la excusa de ayudarle", explicó Panunzio. "Algunos terminan completamente arruinados", agregó.

Esos operadores, destacó el profesor, suelen cometer una serie de delitos: engaño, ejercicio abusivo de la profesión médica, extorsión y violación de la privacidad.

Puntos débiles de la sociedad, imán de sectas

Además de los problemas económicos, hay otras motivaciones que empujan a los ciudadanos italianos a acudir a los 'adoradores' de lo oculto, así como a 'consejeros' sentimentales, de salud, judiciales y de petición de protección.

Según el criminólogo Alfonso Terrana, "el joven que entra en una secta vive a menudo una situación familiar problemática. Para muchos, adorar al diablo es una forma de rebelarse contra el sistema".

La 'Cosa Nostra' sectaria

Se calcula que solamente las sectas satánicas llegan a 8.000 y cuentan con más de 600.000 adeptos, cifras a las que hay que añadir miles de nuevos cultos y formas de religiosidad ligadas a figuras carismáticas.

Además de estar muy extendido, este fenómeno es muy difícil de controlar ya que las sectas son muy cerradas y, además, la tecnología ha complicado las cosas.

"Los jefes de las sectas utilizan internet para organizar las ceremonias, creando blogs donde hablan mediante códigos con los adeptos y después los desactivan", explicó el profesor Tullio Di Fiori. Según este experto, las sectas no son muy distintas de la Cosa Nostra a la hora de captar miembros para su 'causa'.

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