“Titanic es un enigma que se quedará sin respuesta. No hay ninguna otra catástrofe naval que genere tantas películas y documentales, libros y artículos. Titanic no deja de ‘lanzar’ desafíos a quienes piensan que ya lo saben todo sobre la catástrofe”. Así lo cree Parks Stephenson, consultor técnico del cineasta James Cameron (director del oscarizado largometraje 'Titanic' en 1997).
En el 100º aniversario del mítico naufragio, que se conmemora este 15 de abril, la mayoría de las leyendas que rodean al colosal buque de vapor todavía no han sido esclarecidas. De hecho, los rumores acerca del Titanic empezaron a surgir ya durante su construcción.
1. Golpes en el fondo
Según la leyenda, poco antes de concluir los trabajos de construcción del barco, en la parte donde la nave presentaba el segundo fondo se oían permanentemente unos golpes. Existe la opinión popular de que los trabajos se realizaban con demasiada prisa y que en el cuerpo de la nave quedaron emparedados varios obreros. Con aquellos supuestos golpes habrían intentado atraer la atención de sus compañeros para que les rescatasen.
2. Una ficción muy 'real'
Dieciséis años antes de la tragedia, en 1896, fue publicada ‘Futility’, una novela del autor estadounidense, Morgan Robertson en la que narra la historia de un transatlántico llamado Titán que se hundió en las aguas del océano Atlántico al chocar con un iceberg. El Titán coincide con Titanic, no sólo en la resonancia de su nombre, sino también en su peso, longitud y capacidad. Robertson también menciona que el Titán era un buque de lujo excesivo que llevaba una cantidad insuficiente de botes salvavidas, al igual que el Titanic. El apellido del capitán también coincidía: Smith.
3. Los ‘fantasmas’ de Titanic
SOS de Titanic cada 6 años
El 15 de abril de 1972 Lloyd Dethmer, radiotelegrafista del crucero estadounidense ‘Theodore Roosevelt’, recibió un SOS. No se oía bien, pero se podía distinguir que la nave que solicita ayuda era 'Titanic'. Aún creyendo que le tomarían por loco, Dethmer informó a la costa. La orden que recibió fue la siguiente: no responder al SOS y seguir el rumbo programado.
Una vez en tierra firme, representantes de los servicios secretos de EE. UU. explicaron a los tripulantes que no hubo ningún SOS o que se trataba de una burla. Sin embargo, a Dethmer le pareció muy raro que las explicaciones se las dieran agentes secretos, y emprendió su propia investigación. Su interés por tirar del hilo acabó por llevarlo a un manicomio. Sin embargo, antes de hundirse en la lo lucra tuvo ocasión de examinar archivos con informes de sus colegas descubrió, para su asombro, que los 'radiogramas fantasmas' del Titanic aparecían cada seis años: en 1924, 1930, 1936, 1942, etc...
En abril de 1996 en la prensa canadiense apareció la información de que el buque ‘Quebec’ había recibido un nuevo SOS de Titanic.
Pasajeros rescatados
El 24 de septiembre de 1990 un barco pesquero noruego descubrió en el Átlantico del Norte, a 340 kilómetros al suroeste de Islandia, a una joven, de unos 29 años de edad, sentada temblando en un iceberg. Dijo que su nombre era Winnie Cowts y preguntó por el resto de los pasajeros de Titanic. El capitán del pesquero, Carl-Yorgen found Huss, la llevó a Oslo, donde las autoridades de Noruega pensaron que la mujer estaba loca. Lo único que les hizo dudar fue que, según comunicaron los oficiales de la Marina británica, en la lista de pasajeros de Titanic sí que había una Winnie Cowts. Otro detalle muy peculiar: la joven iba vestida a la moda imperante a inicios del siglo XX.
El 9 de agosto de 1991 otro buque noruego de investigaciones marítimas, el ‘Nayper Larsson’, descubrió casi en el mismo lugar, a unos 365 kilómetros al suroeste de Islandia, a un hombre de edad avanzada vestido con uniforme de White Star Line, la empresa propietaria de Titanic. Lo llevaron a Oslo, donde el análisis de su dactilograma coincidió con la de 1912 del capitán Edward John Smith.
Fantasma reincidente
Los propietarios de la casa donde había nacido Edward John Smith acaba de ser puesta en la venta. Piden 80.000 libras (unos 127.000 dólares) por ella.
“El fantasma atravesó la pared. No llevaba uniforme, pero era Edward Smith, seguro”, sostiene la casera, Louise Bonner. Insiste que un capitán que le alquilaba una de las habitaciones tuvo el 'honor' de haber visto en su dormitorio a su legendario colega. Comenta que en varias ocasiones sus vecinos oían ruidos raros y sentían un ‘viento’ "frío como un iceberg”. Para colmo, su cocina sufrió una inundación completa, al más puro estilo Titanic.
“Hemos comprado la casa después de verla en los noticieros. Ha sido fascinante tener una conexión con la historia de Titanic y, desde luego, esto nos ha proporcionado un interesante tema de conversaciones para muchos años”, confiesa su marido, Neil. Sin embargo, ambos aseguran estar cansados de los fenómenos extraños que se producen a su alrededor y quieren echar por la borda definitivamente sus temores.
4. Teoría de la conspiración
La teoría de la conspiración radica en el parecido del Titanic con otra nave de White Star Line, el Olympic, que en 1911 chocó con un buque de guerra británico, el Hawke. La nave sufrió daños, pero no fueron suficientes como para cobrar el seguro.
Los autores de la teoría de la conspiración opinan que White Star Line cambió los interiores de los dos buques y las placas con sus nombres y que fue el Olympic y no el Titanic el barco que zarpó en realidad de Southampton el 10 de abril de 1912. Según ellos, la empresa quería que la nave resultara más dañada para poder cobrar el seguro. Según esta teoría, el capitán tenía órdenes directas de someter el buque a un riesgo adicional propiciando su colisión con un iceberg. Al parecer, la empresa estaba segura de que incluso en caso de un accidente de esa gravedad, la nave no se hundiría.
Esta teoría fue descartada después de que del fondo marino se reflotaran partes de Titanic con el número de construcción 401 grabado, que era el del Titanic. El Olympic era el 400.
5. Incendio no declarado, causa del siniestro
Según el historiador Ray Boston, el 2 de abril se declaró en la bodega número 6 del Titanic un incendio que no lograron apagar. Presuntamente, la empresa decidió que el Titanic debía llegar lo más rápido posible a Nueva York y una vez allí, esperar que bajaran los pasajeros y, sólo entonces sofocar las llamas. Sin embargo, cuando la nave surcaba el mar abierto, el incendio causó una explosión. Boston justifica la alta velocidad a la que navegaba el Titanic en aquel momento con la prisa que tenía el capitán Edward Smith por arribar cuanto antes a Estados Unidos.