El pleito insiste en que las autoridades del país están violando los derechos constitucionales de las mujeres en servicio cuando les excluyen de ciertas unidades de combate terrestre solo debido a su género. Llama a acabar con este tipo de políticas y obligar a los militares a hacer nombramientos y realizar entrenamientos sin tomar en consideración el género del efectivo en servicio.
Las autoras del documento, la sargento mayor de comando Jane Baldwin y la coronel Ellen Haring, quien cuenta con 28 años de servicio en las filas del Ejército estadounidense, acentúan que la situación actual obstaculiza el avance en su carrera. Detallan que reduce, además, sus ingresos, tanto en el presente como en el futuro, y limita sus beneficios de jubilación.
Concretamente apelan a que sus opciones de carrera se han visto limitadas a posiciones de soporte sin una posibilidad de competir dentro de las tropas de batalla. Insisten en que han sufrido una discriminación injusta en su ambiente de trabajo que no tiene nada que ver con sus capacidades individuales y se debe solo a que son mujeres.
Subrayan que hoy en día las mujeres están sirviendo en las tropas de combate en Irak y Afganistán pero, para cumplir con la ley, en vez de incorporarles a las unidades, se adhieren a ellas, no son miembros de pleno derecho. Con eso, les hacen correr mucho más riesgo que sus colegas hombres, insisten. Explican que el riesgo se debe a que no reciben el entrenamiento necesario con armas de combate para responder a la agresión por parte de las fuerzas enemigas.
Según la cifra oficial, hoy en día en el Ejército estadounidense hay unos 250.000 tipos de trabajo prohibido para las mujeres. Ello a pesar de que recientemente el Gobierno abrió formalmente miles de empleos nuevos, anteriormente cerrados para las féminas.