Después de los ataques terroristas de 2001, los legisladores de California buscaron formas de canalizar el fervor patriótico y así ayudar a las familias de las víctimas y al estamento de seguridad. Al menos, estos eran los teóricos objetivos.
La idea se concretó en unas placas especiales para vehículos con la frase " We will never forget" ("Jamás olvidaremos") en homenaje a quienes perecieron en aquella fecha.
El objetivo era que parte del dinero recaudado con la venta de las matrículas se emplease para ofrecer becas a hijos de residentes de California que murieron en los ataques y el grueso de los recursos, el 85% del total, se utilizase para el financiamiento de medidas antiterroristas.
Sin embargo, de los 15 millones de dólares recaudados desde la aprobación legislativa del 'Programa de Becas Сonmemorativas de California', sólo una fracción se destinó a ese fin, según un informe del seguimiento de los gastos de esos recursos realizado por la agencia AP.
Y si bien el 40% de los recursos ha financiado programas de adiestramiento contra el terrorismo, tanto el gobernador Jerry Brown como su predecesor, Arnold Schwarzenegger, utilizaron tres millones para cubrir el déficit presupuestario del estado.
La investigación asegura que millones de dólares más se han gastado en otras partidas del presupuesto, como prevenir enfermedades del ganado o la mejora de la seguridad en los lugares de trabajo que, según el documento, tienen poca relación con las amenazas directas del terrorismo.
Mientras tanto, el Departamento de Vehículos de California continúa anunciando las placas, cuya venta recauda anualmente millón y medio de dólares, y afirmando que este dinero ayuda a los hijos de las víctimas del 11 de septiembre, aun cuando el estado suspendió hace siete años la financiación del programa de becas.