Las pruebas reunidas en la investigación, incluidas muestras de ADN, llevaron a la policía a la detención de Zhang Yongming, de 56 años, quien había sido condenado a muerte por asesinato en 1979, pero se benefició de diversas reducciones de pena y fue liberado en 1997.
Tras la detención del hombre, la policía descubrió en su domicilio el teléfono móvil y una tarjeta de crédito de una de sus supuestas víctimas, todos varones adolescentes que habían desaparecido de la localidad en los últimos años. Todas las familias de los muchachos indicaron que solían caminar solos por la carretera aislada cercana al hogar del presunto asesino en serie.
Tras realizar los asesinatos, Zhang, que ya ha sido apodado por los medios locales como ‘Monstruo caníbal’, utilizó diversos métodos para deshacerse de los cadáveres, desde el desmembramiento a la incineración o el enterramiento de los cuerpos.
Varias fuentes afirman que en caso de que la carne humana no le sirviera para la venta, se la daba a sus perros para alimentarlos, mientras que los huesos los almacenaba en su casa en bolsas de basura.