Desconectan a la pequeña que inspiró la ley de Muerte Digna en Argentina

Camila Sánchez, la pequeña argentina que nació en estado vegetativo y pasó los tres años de su vida conectada a un respirador y a un botón gástrico que la alimentaba sin sentir, oír ni ver, fue desconectada el jueves 7 de junio.
La desconexión de la pequeña llega un mes después de que el Senado de Argentina aprobara la ley que permite rechazar la prolongación artificial de la vida, iniciativa promovida mediáticamente por sus padres durante años junto con otros activistas. "Siento un dolor enorme, pero también está este alivio. Camila pasó por este mundo y dejó derechos para todos", dijo la madre de Camila después de que la niña falleciera.
“Ahora nos queda el desafío de hacer que la norma sea de acceso universal. No tiene que haber ninguna madre más que tenga que pasar por el calvario que pasó Selva”, comentó un amigo de la familia, Juan Carlos Tealdi, asesor en bioética de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que estuvo presente en el acto.
A lo largo de tres años los padres de Camila presentaron numerosas solicitudes para desconectarla, pero los médicos se habían negado sistemáticamente a retirar las vías por las que la pequeña recibía alimento, agua y oxígeno, ya que la legislación les prohibía hacerlo.
La Cámara de Senadores de Argentina aprobó el 9 de mayo la ley que habilita a los pacientes terminales a rechazar medidas de soporte vital. La reforma "no contempla ni la eutanasia ni el suicidio asistido, tiene que ver con una muerte digna, entendida como la preservación de la dignidad durante el proceso de muerte", acentuaron los legisladores a la hora de tomar la decisión. De este modo Argentina se sumó a Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Suiza y Colombia en el reconocimiento de este derecho.