“Nos damos cuenta de que las mujeres se cuidan más y se sienten más seguras de sí mismas”, dice la organizadora del movimiento, Rachel Bressler. Ellas se interesan más por ese rubro, por lo que el número de propietarias de armas en esa ciudad se ha duplicado en los últimos siete años.
“He probado yoga pero esto me gusta más”
Entre las nuevas adeptas al fusil se encuentran mujeres de todas las profesiones, así como empleadas del sector de la educación, las finanzas y abogadas. ¿Será que los entretenimientos que ofrecía Nueva York ya aburrieron a las mujeres y ahora necesitan una nueva inyección de adrenalina?“Es impresionante, te da fuerza, te excita, recibes la oportunidad de manejar un arma. En la ciudad, normalmente nadie lo hace”, dice una de las aficionadas.
“Es algo distinto, inusual. He probado yoga pero esto me gusta”, comparte sus impresiones Isis Solis, empleada de una compañía gasífera.