La iniciativa se encuentra todavía en su fase inicial: efectuar un estudio piloto para determinar la capacidad del laboratorio de establecer un fichero de perros de acuerdo a su ADN, informa la municipalidad en un comunicado.
Luego se planea instar a los dueños a acudir al veterinario para tomar a los animales una muestra de saliva. Se calcula que hay sólo entre un 10 y un 15% de canes fuera de los listados oficiales.
Jerusalén confía en el éxito de la iniciativa porque el 92% de los 11.000 perros de la urbe registrados están vacunados.
"En cuanto lleguemos al 70 u 80% de perros, podremos empezar a tomar muestras de excrementos", señala el veterinario municipal Zohar Dvorkin al diario 'Haaretz'.
Aunque Dvorkin reconoce que la medida puede resultar deficitaria, ya que las pruebas de ADN cuestan 150 shekels (38 dólares), asegura que ayudará a reducir el número de heces en las aceras.
En el comunicado, el Ayuntamiento lamenta que "muchos dueños no cooperan" en su recogida, lo que supone no sólo un problema de "olores desagradables y estética" sino también "un peligro sanitario y de saneamiento".
Actualmente, los inspectores sólo pueden multar a los dueños si son sorprendidos 'in fraganti' alejándose sin recoger los deshechos de su perro.