Alrededor del 70% de los afectados por este crimen son mujeres y algunas de ellas son menores de edad. Solo seis estados de EE. UU. cuentan con organismos especiales de vigilancia para controlar estos delitos en franca expansión.
Muchas víctimas son trasladadas directamente desde puertos hasta hoteles y el nivel de subyugación es tan alto que se fomenta el llamado Síndrome de Estocolmo, y por ende resulta difícil que delaten a sus captores.
Algunos expertos opinan que en relación a la trata de personas hay una evidente falta de responsabilidad por parte del Gobierno de EE. UU. Así el analista político Alfredo Gutiérrez apunta que en algunos casos se trata “hasta de complicidad”. Gutiérrez señala que muchos de los clientes de las prostitutas, víctimas de la trata de blancas, son funcionarios públicos o políticos. Asimismo apunta que “hay muchos empresarios que a propósito les facilitan a los funcionarios públicos prostitutas para su deleite. Y con eso los tienen chantajeados”.
Asimismo el experto hace hincapié en que las autoridades “combaten abiertamente la migración”. “Están levantando muros en las fronteras y hasta enviando aviones no tripulados”, pero a pesar de todo el tráfico humano, manejado por grupos criminales, sigue fluyendo en el país.