La cámara, perteneciente a la Sociedad de Caza Carintia, estaba instalada entre la maleza de un bosque de la región austriaca de Carintia, al sur del país. Un área donde, según el abogado de esta sociedad, está prohibido caminar por ser considerada una zona de caza.
El aparato, que además graba automáticamente cuando detecta movimiento, se instaló allí con el fin de monitorear animales en su hábitat natural. Sin embargo, la semana pasada, además de imágenes de ciervos rojos y jabalíes, logró capturar otras de la vida ‘salvaje’ de un político local.
El hombre en cuestión, cuya identidad no ha sido facilitada, desconocía que estuviera siendo 'observado' por dicha cámara, dado que en la zona no hay señales de advertencia.
Afortunadamente para él, las imágenes no se han filtrado en Internet ni se han difundido en la provincia austriaca donde ocurrió el incidente.
No obstante, los activistas locales que defienden la protección de datos insisten en que las cámaras representan una seria amenaza para los derechos a la privacidad de los individuos.
Hans Zeger, presidente de Argen Daten, una ONG especializada en la protección de datos, dijo al canal de televisión local ORF que se requiere de un permiso oficial para colocar estas cámaras y explicó que debería al menos, haber señales que adviertan de su presencia para que así los visitantes “puedan evitar las zonas monitoreadas”.
Por su parte, la Sociedad de Caza Carintia defendió el uso de los equipos y aseguró que hasta ahora la vigilancia forestal no había planteado ningún problema.
El misterioso político podría ser compensado con una importante suma de dinero, ya que en el país aquellas personas que son filmadas en situaciones comprometedoras pueden recibir hasta 25.000 dólares de indemnización si el tribunal considera que su privacidad ha sido violada.