El tribunal de la capital lituana que ha estudiado el caso ha prohibido a los acusados ocupar cargos públicos durante dos años y medio.
El incidente tuvo lugar el 18 de febrero de 2011. Uno de los agentes que estaba al cargo en el turno de noche hizo una llamada a una prostituta desde el teléfono de la comisaría y la invitó a su oficina prometiendo pagarle alrededor de 18 dólares por los servicios sexuales.
La mujer resultó ser una drogadicta y después de hacer su trabajo se fue a comprar una dosis de estupefacientes. Uno de los policías volvió a llamarle y le aseguró que podría consumir esa droga en la comisaría. La mujer regresó y consumió la droga dentro de la sede policial.
Precisamente este vicio de la prostituta ayudó a los colegas de los policías a sacar a flote el incidente un tiempo después. Esto fue posible gracias a una investigación vinculada con la distribución de drogas en Vilna, la capital lituana. Los policías descubrieron que se había realizado una llamada a la mujer drogadicta desde la comisaría.
Por su parte, los dos acusados no reconocen su culpa y aseguran que mantenían el contacto con la prostituta con el fin de “recabar información”.