Russell, un estudiante de la Universidad Temple de Pennsylvania (EE.UU.) compró el coche de 1967 por 3.000 dólares en 1970. Pero el joven no tuvo la posibilidad de disfrutarlo: se lo robaron pocas semanas después de adquirirlo.
“Aquella tarde quería dar una vuelta con mi novia, que ahora es mi esposa. Fue nuestra segunda cita. Pero no encontré a mi vehículo en el aparcamiento”, recuerda Russell.
Durante décadas el hombre lo buscó en vano. Cada que encontraba un Austin-Healey, lo examinaba atentamente
para comprobar si era el suyo. Cuando llegó Internet, el proceso de la búsqueda se hizo más fácil. De tal modo, el 11 de mayo pasado, encontró su Healey en un concesionario de automóviles, a un precio de 19.700 dólares. Se dio cuenta que era el suyo, porque el número de identificación coincidía con lo de su coche robado.
Para demostrar que el auto era de su propiedad, el hombre presentó el registro, las llaves y el testimonio de varios de sus amigos que confirmaron el robo. Además, se puso en contacto con la policía de Filadelfia y Los Ángeles que le ayudaron a encontrar la denuncia original. Cuando todas las formalidades legales fueron arregladas, Russell pagó unos 1.500 dólares por el traslado del vehículo a su casa.