El tatuador, de alías 'el rey del Líbano', fue arrestado durante una redada organizada por los agentes de la organización no oficial para la prevención de la inmoralidad, una estructura especial que vela por la moralidad de los habitantes de este país islámico. Así, los defensores de la moralidad pudieron desenmascarar al infractor pese a que trató de hacerse pasar por el chófer de una de sus clientas.
Confiscaron sus herramientas especiales para hacer tatuajes, artículos de tocador, pestañas postizas, tintes para el cabello, cremas de masaje y cremas para ritidectomía de los pechos, entre otras cosas.
El libanés trató de escapar del castigo alegando que todos estos dispositivos y los cosméticos los utiliza solo en su país y negando que entre sus clientes hubiera mujeres saudíes. Sin embargo, durante la investigación se encontraron en el teléfono del libanés algunos mensajes que demuestran que hacía tatuajes y peinados a ciudadanas de Arabia Saudí.
Asimismo, el tribunal consideró que el tatuador realizaba actividades criminales en la nación saudí desde hace nueve años. A su país natal viajaba con visa de negocios.