Las tres jóvenes, –Nadezhda Tolokónnikova (de 22 años de edad), María Aliójina (de 24) y Ekaterina Samutsevich (de 29)- no han reconocido su culpa y se han declarado inocentes de los cargos de gamberrismo de los que se las acusa.
Un "error moral" para los parroquianos
Sin embargo, por primera vez desde que hace cinco meses, el 21 de febrero,
irrumpieran en la Catedral de Cristo Salvador para cantar estrofas como “Madre de Dios, echa a Putin”, las rockeras irreverentes
han pedido perdón por su actuación. "Puede ser que no tuviésemos derecho a invadir un lugar ritual", confesó Tolokónnikova. La activista Aliójina esgrimió por su parte que "desconocían las normas de la iglesia".
Las tres miembros de Pussy Riot se encuentran en prisión preventiva por su actuación en la catedral moscovita.
Oración "extremadamente vulgar"
El pasado 21 de febrero las rockeras entraron a la Catedral, se subieron al altar y tras despojarse de algunas prendas de vestir, y con el rostro cubierto con pasamontañas, tocaron con una guitarra eléctrica gritando las estrofas ofensivas en contra de la iglesia ortodoxa rusa y el Gobierno del país.
Muchos artistas, intelectuales y opositores rusos han pedido la liberación inmediata de las escandalosas rockeras. Por otra parte, muchs ortodoxos de Rusia, la religión principal del país, exigen una pena ejemplar para ellas, pues consideran este caso como un precedente, además de una ofensa y un insulto a todos los parroquianos ortodoxos rusos.
Según la fiscalía, el grupo actuó "de manera extremadamente vulgar para un lugar así" y la canción que interpretaron es "insultante y sacrílega para los ortodoxos". Según los fiscales, las chicas podrían ser condenadas a siete años de cárcel por su actuación escandalosa en el principal templo ortodoxo de Rusia.