Irina, de 35 años, primero intentó eludir la acción de la justicia, afirmando que llevaba 10 días sin ver al niño, ya que se había ido con su amigo y no regresó.
No obstante, luego confesó que a finales de julio se peleó con su marido, él se fue a vivir a otra ciudad y no quiso volver con ella, por lo que decidió a matar a su hijo.
De acuerdo a las declaraciones de la detenida, ella salió por la noche con su hijo y dos hijas de otro matrimonio y se acercó a una casa abandonada. Al dejar a las niñas fuera, la mujer entró en el edificio con el pequeño de 4 años, donde lo estranguló con un cinturón, tiró su cuerpo al sótano y regresó a su hogar con las hijas.
Hace poco la sociedad rusa quedó conmovida por el caso de una madre, que arrojó a sus dos hijos desde una 15ª planta a causa de un ataque de celos.