Un grupo de científicos de la universidades de Cincinnati, la Estatal de Pensilvania, Rutgers y Texas en Austin (todas en EE.UU.) analizaron los datos de 5.305 hombres y mujeres. Esas personas, residentes en el estado Wisconsin (EE.UU.), habían contestado a preguntas sobre el consumo de alcohol en 1993 y luego en 2004.
El estudio demostró que las mujeres casadas tienden a beber más alcohol que las divorciadas, viudas o solteras, mientras que los hombres muestran una tendencia inversa. ”Un matrimonio estable hace a los hombres consumir menos alcohol, mientras que las mujeres empiezan a tomar más”.
La mayoridad de los hombres encuestados indicaron que había tres razones para beber menos: pasaban más tiempo con sus esposas que con sus amigos, ellas tomaban menos y trataron de limitar el consumo de bebidas alcohólicas.
La mayor parte de las mujeres encuestadas señalaron que habían empezado a beber bajo la influencia de sus esposos, que solían tomar por las tardes.
“Nuestra investigación revela que el matrimonio con un hombre que toma bebidas alcohólicas crea un nuevo ambiente para una mujer y la hace a consumir más alcohol”, comenta la autora del estudio, Corinne Reczek.
También los sociólogos pusieron en evidencia otra tendencia interesante. El 75% de los hombres que participaron en el estudio confesaron que después del divorcio estaban dispuestos a beber más alcohol para aguantar el estrés. Sin embargo, el 75% de las mujeres divorciadas indicaron por el contrario que después de la separación dejaron de tomar alcohol, debido a que no estaban bajo la influencia de sus esposos y encontraron otros modos de superar la depresión.
Los autores señalan que no es una tendencia universal y no pretende ser aplicada a todos los matrimonios. Los resultados del estudio serán presentados en la reunión de la Asociación Estadounidense de Sociología.