El problema despertó cierta polémica después de que dos mujeres recibieran este trato en unos aeropuertos estadounidenses y lo contaran a unos blogueros. Una de ellas denunció que un empleado de una línea aérea le había amonestado por tener un escote “demasiado grande”. Otra se enfrentó con un piloto de la compañía American Airlines que le obligó a cubrirse con un pañuelo su camiseta, ya que en ella aparecía escrita una palabrota.
Hace unos días, a Arijit Guha, un estudiante de la Universidad Estatal de Arizona, no le permitieron embarcar en un vuelo de la línea Delta en el aeropuerto de Buffalo, estado de Nueva York, por llevar puesta una camiseta que se burlaba de los agentes federales de seguridad y tenía escritas las palabras: "Terrists gonna kill us all" (“Terristas van a matarnos a todos”). Guha declaró que se había puesto esta camiseta con la palabra mal escrita en protesta por lo que considera discriminación racial en los aeropuertos. Pero el piloto pensó que podía asustar a los demás pasajeros. Las aerolíneas afirman que reembolsan el precio del billete a un pasajero si no le permiten embarcar por llevar una ropa que ellos consideran inapropiada.
No obstante, los empleados de las líneas aéreas aseguran que no infringen ninguna ley pidiendo a los pasajeros que se cambien o renuncien a volar. "Es como cualquier negocio de servicio. Si usted tiene un restaurante familiar y alguien empieza a gritar palabrotas allí, se verá obligado a pedirle a esa persona que se vaya", dice Kenneth Quinn, un abogado experto en temas de aviación.
Otros abogados especializados en la materia afirman que la Primera Enmienda a la Constitución estadounidense prohíbe al Gobierno limitar el derecho de libertad de expresión de una persona, pero no se aplica a las normas establecidas por empresas privadas. O sea, ya que las líneas aéreas y sus aviones son propiedad privada y no un espacio público, los miembros de la tripulación nos pueden indicar el modo de vestirnos. Por su parte, los más críticos se quejan de que la regulación de la ropa que se debe llevar en los aviones no queda clara y no está formulada en ningún lugar, lo que permite múltiples interpretaciones y un trato discriminatorio sin una razón verificable.