Una jornada escolar más larga (de hasta siete horas y media), sumada a un programa educativo más riguroso y a un nuevo sistema de evaluación de los maestros que vincularía los salarios al rendimiento de los alumnos, son los motivos de la fuerte resistencia que están ejerciendo los profesores a la aplicación de estos planes. Además, la reforma daría más poder a los directores de las escuelas para contratar y despedir a profesores.
Los sindicatos mantienen conversaciones de varias semanas con el alcalde y ante la falta de resultados, anunciaron para el próximo 10 de septiembre el comienzo de la primera huelga en la enseñanza pública de Chicago desde 1987.
En caso de huelga, el distrito anunció un plan de emergencia para mantener abiertas las escuelas públicas durante al menos cuatro horas diarias, durante las cuales a los alumnos se les servirá el desayuno y el almuerzo y se les mantendrá ocupados con actividades no lectivas.
Chicago es el tercer sistema escolar más grande de EE.UU. con unos 400.000 estudiantes, solo por detrás de Nueva York y Los Ángeles. Una huelga indefinida podría repercutir en todo el país ya que Chicago no es el único lugar que afronta en estos momentos una modernización del sistema con medidas que están siendo discutidas por la comunidad educativa.