Alimentar a los animales salvajes es una tarea muy problemática, advierten los expertos. La madre, Zita, cuidaba su cachorra mientras tenía leche, pero hace unos días los empleados del centro la llevaron a una gata, Dasha, que hace un mes también parió.
Los sonidos que emite Kiara se asemejan más al canto de una rana que al maullido típico de los felinos, dicen los zoólogos. “La cachorra es muy cariñosa. Cuando la pequeña crezca, la pondremos en una jaula separada porque puede que Zita no la acepte como su cachorra”, dijo a los medios locales Roza Solovieva.
Entre tanto, los empleados del centro zoológico de Novosibirsk no descartan la posibilidad de que el próximo año sigan con la práctica y tengan nuevos cachorros de esta especie.
Imágenes: zoonovosib.ru