Desde el 13 de septiembre, de 40 a 70 mascotas fallecieron tras comer cebos envenenados dispersados por la zona. Los perreros sospechan que la culpa la tienen los llamados ‘doghunters’, asesinos profesionales que cumplen los encargos de la gente que está descontenta con el gran número de animales en la calle.
Cuando comenzaron las muertes por envenenamiento, en el parque aparecieron anuncios amenazadores. "Hay que entender que aquí no hay nada que discutir: si usted no sigue las reglas para pasear a su perro, el perro va a morir. Y no se podrá hacer nada. Sin embargo, un perro con bozal no se podrá comer un cebo con veneno de ninguna manera, por lo que hay que usar bozales y correas", cita los anuncios el periódico ruso 'Moskovski Komsomólets'.
La ola de intoxicaciones causó el pánico entre los habitantes locales. La gente tiene miedo de salir a pasear con niños ya que la amanitotoxina, el veneno de la oronja verde que se usa para la lucha contra los perros, es igualmente peligrosa para los humanos. Sin embargo, todavía no hay información oficial sobre intoxicación de personas.