“Escuché un fuerte chapuzón...”
Hace 15 años pescando cerca del puente, el hombre vivió su primera experiencia: “escuché un fuerte chapuzón”, recuerda Grbic. Según confiesa, pensó que alguien había arrojado algo desde el puente, pero luego vio a un hombre agitándose en el agua.
Sin embargo, se trataba de un intento de suicidio. Grbic se apresuró y sacó al hombre del agua. “Recuerdo haberle dicho: '¡Un día tan maravilloso, y usted quiere suicidarse!'”
Fue primera vez que este improvisado socorrista serbio salvó una vida. Desde aquel entonces Grbic ha rescatado a muchas personas que intentaron suicidarse al saltar desde el elevado puente.
El hombre siempre tiene lista su pequeña lancha motora y está vigilando el puente de Pancevo.
"Mientras estoy trabajando siempre estoy cuidando el puente", sostiene Grbic, y añade: “Y cuando escucho que alguien saltó y yo no estaba ahí, me siento mal”.
‘Superman del Danubio’
A lo largo de 15 años Grbic ha salvado la vida de personas de todas las edades, hombres y mujeres. Ellos intentaron suicidarse por diferentes causas: cáncer u otras enfermedades terminales, la pobreza o un amor no correspondido. Pero todos tenían un rasgo común: la soledad.
Un día invernal, hace siete años, rescató a una joven de 22 años de edad. Esa chica se ha mantenido en contacto con él. Cada enero acude a su restaurante para festejar lo que ella llama su “segundo día de cumpleaños”. Ahora ya está casada y tiene hijos. Su salvador fue invitado a la boda.
Sin embargo, esa chica es la única que ha mantenido contacto con él: las demás personas a las que tuvo oportunidad de salvar, después de su ‘segundo nacimiento’, simplemente no han vuelto. Grbic confiesa que le gustaría que lo mismo que pasó con esa joven ocurriera con todos los demás que rescató.
El dueño del restaurante se ha ganado a pulso el apodo de 'Superman del Danubio' y una placa que lo acredita como 'héroe', le fue otorgada por las autoridades municipales de Belgrado.