El evento anual SkyRise, donde miles de participantes suben más de 2.000 escaleras que llevan a lo más alto de la Torre Willis en Chicago, fue la primera prueba pública de prótesis de este tipo. La prótesis pesa alrededor de 4,5 kilos y tiene dos motores. Para controlarla se necesita concentración: Vawter tenía que pensar en subir las escaleras y los motores, correas y cadenas de la pierna respondían con un impulso eléctrico hacia los músculos. Las prótesis iónicas permiten más control y flexibilidad en comparación con las prótesis normales.
Para prepararse para el ascenso, cuyo objetivo es acumular fondos para la investigación del Instituto de Rehabilitación de Chicago (RIC, por sus siglas en inglés), Vawter practicó con una escalera mecánica en un club deportivo, mientras los científicos ajustaban el funcionamiento de la prótesis. “Mucha gente dice que perder una pierna es como perder a un amor. Primero duele, después aprendes a vivir sin ella", cuenta Vawter, que añade que "es realmente bueno ser parte de este proyecto”.
Cuando Vawter regrese a casa, donde vive con su mujer y sus dos hijos, la pierna se quedará en Chicago: los científicos van a procesar los resultados obtenidos para saber si la prótesis responde correctamente a los impulsos eléctricos de los nervios y para perfeccionarla antes de su salida a la venta, que puede tardar años.