Los ladrones rompieron la puerta del templo de los Santos Sergio y Baco, del siglo VI, que está ubicado en la localidad de Qara (oeste de Siria), y robaron más de 20 iconos de los siglos XVIII y XIX junto con antiguos manuscritos y vestimentas.
Tan pronto como la mala noticia se divulgó por la ciudad -que permanece bajo control de la oposición siria- líderes comunitarios y representantes de varias religiones se dirigieron al templo para expresar su solidaridad al padre greco-católico Georges.
Tres días después se personó en el templo un grupo de personas encapuchadas que hablaron con el padre y le comunicaron que no apoyaban lo que habían hecho sus compañeros. Asimismo, indicaron que todos son de una misma comunidad, un mismo pueblo y una misma nación, por lo que devolvieron a la iglesia la mayor parte de los objetos robados (que estaban destinados al contrabando) y pidieron que los perdonaran. Los fieles describieron el suceso como un "milagro".
El Patriarca griego-ortodoxo Ignacio IV Hazim y el Patriarca griego-católico Gregorios III Laham instan al gobierno y a la oposición que garanticen la seguridad en el país que -como han dicho- se sume en el caos debido a los secuestros, asaltos, masacres o bombardeos de zonas residenciales.