Se trata de un edificio todavía habitado, aunque Luo Baogen, de 67 años de edad, y su esposa son ahora los únicos residentes de la casa de cinco plantas. Sin embargo, son firmes con su decisión de no mudarse.
Según explica la pareja, quedarse con su apartamento les ha costado cuatro años de feroces batallas judiciales. No es que les encante vivir en el centro de una autopista, pero el motivo por el que se niegan categóricamente a cambiarse de vivienda es económico. En su época, su piso les costó 600.000 yuanes (unos 96.000 dólares), mientras que las autoridades locales cuando empezaron la construcción de la carretera les ofrecieron una recompensa de tan solo 41.000 dólares.