“Pensé que la iba a llevar al agua y ya estaba preparado para saltar y salvarla, pero al final la soltó”, cuenta el padre de la niña, que en aquel momento estaba grabando el proceso de alimentación.
El voraz delfín dejó unos arañazos en la mano de Gillian, pero los médicos le aseguraron que se curarán pronto.