La próxima semana, el Gobierno británico deberá exponer su postura final sobre las ceremonias matrimoniales entre personas del mismo sexo, que se basará en consultas públicas, y presentar al Parlamento un proyecto de ley. Esta iniciativa ya se está discutiendo en Escocia, donde ha despertado apoyo e indignación, incluso por parte de la iglesia.
"Soy un ferviente partidario del matrimonio y no quiero que los gays sean excluidos de esta gran institución pública. Pero quiero aclarar que si una iglesia, sinagoga o mezquita no quiere llevar a cabo una ceremonia de boda gay, nadie va a obligarle a hacerlo. Esto está expresado claramente en la legislación. Será un voto libre para los miembros del Parlamento, aunque personalmente yo voy a votar a favor", resaltó Cameron.
Se espera que la votación en la Cámara de los Comunes sobre este asunto sea libre, es decir, no se definirá por la disciplina de partido. A pesar de la reacción negativa del Partido Conservador, que suma alrededor de 120 miembros, se espera que la ley sea aprobada por la Cámara de los Comunes, ya que la mayoría de los miembros de los tres principales partidos políticos británicos respalda la iniciativa.
Desde 2005 el Reino Unido reconoce las uniones civiles de homosexuales, pero no se denominan 'matrimonio', a diferencia de las uniones heterosexuales.