“Yo le pregunté: '¿por qué estoy yendo al hospital si no estoy enferma?', y ella me contestó que me iban a quitar el apéndice, entonces me hicieron una operación quirúrgica. Pero yo no sabía qué era lo que me estaban haciendo”, dice Virginia.
Me hubiera gustado dar a luz a un bebé. Me hubiera gustado saber qué se siente al tener uno. Miro a otras personas y me pregunto '¿por qué no puedo ser como ellos?"Esta práctica, llevada a cabo en un país con supuesta tradición democrática, estaba dirigida a limitar la reproducción de ciertas minorías, como la población de clase baja. Más de 30 estados de EE.UU. la practicaron desde los años veinte del siglo pasado hasta la década de los setenta. Solo en el estado de Carolina del Norte se contaron 7.600 víctimas.
Hasta el día de hoy, únicamente en Carolina del Norte se ha discutido la posibilidad de compensar a las víctimas por daños y perjuicios, pero muchas de las iniciativas han sido rechazadas.
“Me hubiera gustado dar a luz a un bebé. Me hubiera gustado saber qué se siente al tener uno. Miro a otras personas y me pregunto '¿por qué no puedo ser como ellos?'”, confiesa Virginia Brooks. Ante esta realidad no parece que ninguna cantidad de dinero pueda reparar a una mujer por verse privada de derecho a ser madre.