En opinión de Rachel Elior, profesora de pensamiento judío en la Universidad Hebrea de Jerusalén, "no hay forma de enseñar a alguien a ser profeta. Es como abrir una escuela para crear gente como Einstein o Mozart".
Es como abrir una escuela para crear gente como Einstein o Mozart".El Talmud, el libro sagrado de los judíos, afirma lo mismo. Reconoce a unas decenas de profetas de la era bíblica, como por ejemplo Abraham o Moisés, pero además indica que nadie puede ser profeta después de la destrucción del segundo templo de Jerusalén en el año 70, lo que puede cambiar solo con la llegada del mesías y la reconstrucción del santuario.
Pero todo esto no lo disuade al director de la escuela, el rabino Shmuel Fortman Hapartzi, del movimiento judío ortodoxo Jabad-Lubavitch, quien asegura que cada uno puede aprender a hablar con Dios. “Yo mismo tampoco soy profeta. Pero lo quiero ser”, dice Hapartzi.
Las lecciones que da el rabino no tienen nada que ver con la predicción del futuro o con algún tipo de magia. Más bien se trata de conversaciones sobre la religión y la historia del pueblo hebreo, la clasificación de los ángeles y la interpretación de los sueños. Hapartzi desmiente cualquier pretensión por su parte de sacar beneficio material de estos cursos, ya que cuestan muy poco dinero, pero sí promete ayudar a sacar al exterior al profeta que cada uno tiene dentro.