Una jubilada de Gales acogió en su hogar a un gato vagabundo que, ante su asombro, se hizo cargo a su vez de su otra mascota: un perro que perdió la vista por culpa de unas cataratas.
Judy Godfrey-Brown tuvo que frotarse los ojos cuando vio cómo el gato que acababa de rescatar de la calle, al que llamó Pwditat, se acercó a su perro Terfel, lo empujó suavemente fuera de su cesta y lo acompañó al jardín. Ahora el perro, de ocho años, siempre acude al gato para que le ayude a encontrar el camino.
"Nunca he visto nada parecido, pues la mayoría de los gatos y los perros se odian", reconoce Judy Godfrey-Brown, de 57 años.
"Parece que Pwditat inmediatamente supo que Terfel era ciego por una especie de sexto sentido que tienen los animales", sostiene la mujer, que no sale de su asombro al ver cómo el felino usa sus patas para ayudar a guiarlo por la casa y el jardín. "Están pegados el uno al otro e incluso ahora duermen juntos", afirma.