Allí les enseñan a cuidar a sus hijos y les ofrecen un trabajo seguro. Johana Periñan, de 19 años, madre de un niño de un año y medio, vive en una de las zonas de extrema pobreza en la ciudad colombiana de Cartagena. Cuando se quedó embarazada se le cerraron todas las puertas, ya que la falta de formación, la discriminación social y, en muchas ocasiones, los abusos la condenaron a un futuro de desempleo y pobreza.
En el año 2011 unas 4.000 adolescentes como ella se quedaron embarazadas en Cartagena.
Sus pésimas condiciones de vida provocan la propagación de enfermedades que pueden ser mortales. Los casos de sida, dengue y tuberculosis han aumentado en la ciudad en los últimos 4 años y los recién nacidos son especialmente vulnerables.
No obstante, entre tanta miseria también se puede encontrar un remanso de paz: la Fundación Juan Felipe Gómez Escobar, donde se intentan aliviar los problemas de las jóvenes y sus hijos. Para que las adolescentes puedan lograr un empleo digno, la fundación prepara programas de reinserción laboral. Se puede elegir entre hostelería, belleza, panadería, logística o artesanía.
Con este tipo de acciones el centro realiza una doble labor: por un lado forman a las jóvenes madres y por otro atienden las necesidades de sus hijos, como la comida y la atención sanitaria.
Más allá de la asistencia de este tipo, lo más importante para las jóvenes y sus hijos, es que a partir de ahora tienen la oportunidad de soñar, algo tan fácil en otras partes del mundo, que, sin embargo, es casi un imposible en las sucias calles de Cartagena de Indias.