Según testimonian los estudiantes, al echar la bandera al suelo, el maestro Scott Compton les explicó que era solo un trozo de tela y cada uno tenía el derecho de actuar como quisiera respecto a él, sin temor ante eventuales consecuencias. En realidad, su acto sí ha tenido consecuencias: está apartado de las clases y espera una decisión sobre su posible despido.
El portavoz de las autoridades distritales, Mark Bounds, avisó que van a “tomar esta acción muy en serio”. “¡Tantos veteranos han hecho sacrificios para esta bandera!”, exclamó como un argumento para castigar a Scott Compton. El funcionario agregó que ese modo de actuar era poco profesional e “inconsistente con los estándares de conducta de un maestro”.
La profanación de un símbolo nacional inquietó también a las familias de varios alumnos, avisados de aquella escena en la clase por sus hijos. Fueron los padres quienes indujeron a las autoridades municipales y la administración de la escuela a una investigación sobre el caso.
Aquellos que conocen personalmente a Compton aseguran que es un profesor bueno y “muy liberal”. Algunos acuden a su defensa dentro de una discusión virtual impulsada por el acto, porque no creen que la actuación del maestro fuera contraria al patriotismo.
“Su punto de vista debía mostrar que ningún símbolo tiene valor fuera de lo que representa”, sostiene uno de los ex alumnos de Compton. De conformidad con este mismo testimonio, el eminente educador hace años había enseñado la misma lección y los estudiantes la percibían apropiadamente.