Tommy, de 12 años, acompañaba todos los días
a su anciana dueña a la iglesia y luego volvía a casa con ella. La última vez que el perro acompañó a su dueña a misa fue en el día de su funeral.
Tras la muerte de la dueña, Tommy siguió con su costumbre y cada vez que repican las campanas o ve llegar un coche fúnebre, entra a la iglesia. Tommy espera paciente en la puerta, pero después de que el párroco le permitiera un día entrar participa en bodas, bautizos y funerales.
El perro ha sido adoptado por toda la comunidad de San Donaci y, en particular, por el párroco Donato Panna, que le permite permanecer en la Iglesia durante la misa e incluso le habilitó un espacio para que no pasara a la intemperie el resto de la jornada.
Los fieles contribuyen a su cuidado, pero algunos piensan que quizás el perro necesite del afecto de otra familia, razón por la que, a través de Facebook, publicaron su historia y sus fotos.
Esta conmovedora historia recuerda a la del perro Hachiko, una enternecedora película que ha cautivado a muchas personas y que muestra cuán fuerte puede ser el vínculo entre un perro y su amo.